El pasado día 8 de noviembre se publicaba la siguiente NOTICIA en el diario ABC.
Un ladrón de bancos en Pittsburgh, con la intención de que los empleados no pudiesen verle, decidió hacerse invisible usando aquello que nunca se le ha ocurrido a nadie: zumo de limón. Cuando lo detuvieron aún no comprendía cómo pudieron detectar su presencia. Parece ser, que en las pruebas practicadas en su casa (el empirismo es fundamental), se dedicó a hacerse fotos con una cámara Polaroid y lo cierto, es que nunca aparecía en las fotos. La razón, al echarse el zumo de limón por encima, le producía un escozor en sus ojos que le hacía desviar la cámara de su objetivo.
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